-MÚSICAS DE UNA
CIUDAD-
------------------------------------------------------------------------------
En1874, el músico ruso Modest P. Músorgsky compuso ‘Cuadros de una exposición’, una serie
de números musicales basados en las pinturas y
obras de un amigo suyo, que fueron expuestas póstumamente. Las pinturas
ofrecieron el elemento extra-programático
que estructuraba las piezas musicales compuestas en función de ellas .En el S.XIX,
la música programática ocupaba un lugar importante en el espíritu musical
decimonónico que pecaba de eurocentrismo
y alrededores. Musicalizar
pinturas.
En La Plata, casi un siglo y medio después, la exposición Víctimas del baile por Augusto Turallas,
de Falo Papas, invierte los elementos y entrega al espectador un conjunto de
pinturas, doce en total, cuyo elemento programático es la influencia musical de discos de rock
platense de las últimas dos décadas, elegidos por puro gusto e interés. Pictorizar
música.
Antes que nada debe quedar clara la idea. Si bien el
concepto re-interpretación
revoloteaba confuso, absorto y ajeno de
sí sobre la muestra (¿Acaso debiéramos re-interpretar también ese concepto?), debemos
decir que poco y nada hay de ello en Víctimas
del baile.
Si bien las palabras suelen
enmascarar las ideas, presos del lenguaje, se presentaban pinturas como
‘tapas alternativas’ a las tapas que esos discos ya tenían, pero no desde esa
misma tapa como objeto referencial (y aquí mismo anidaba la confusión), más
bien desde el hecho de crear una pintura influenciado por los efluvios musicales
de esos discos, y desde allí proponerlas
como tales. Creación (vía elemento extra-programático, y posterior propuesta
como tapas alternativas) y no re-interpretación.
En música es muy común
en estos tiempos, hacer versiones nuevas de temas viejos, donde lo
jugoso es la originalidad del arreglo, proponiendo un ropaje nuevo,
donde el contraste se establece inmediatamente con el original y todas sus
restantes versiones a través de la relación norma/desvío.
Pues esto es lo que NO proponía la exposición. La analogía musical más precisa es
la de componer una música totalmente nueva en función, si se quiere, del
impacto subjetivo de una determinada obra musical, sin ninguna referencia a la
textualidad propia de esa obra.
Autos, moto, robot, figuras humanas, aerosol, pájaro,
astronauta..., cosas simples ofician de figura, mientras texturas cargadas de
curvilíneas multicolores configuran la trama de fondo, en general cargadas y de modo caótico. Sobresalen dos pinturas de
textura simple donde la limpieza del fondo de un solo color eyectan a las
figuras más abstractas de la muestra a un páramo de soledad y delicadeza donde
la subjetividad ha anclado para reencontrarse en su sí mismo, propia de esa
perplejidad obsesa que cierta contemplación musical impone, reduciendo el caos
del ruido rockero a una sensación personal de ensimismamiento emocional.
Las tapas de los discos en CD son de 12 x 12.La obras expuestas son de 1,50 x 1,50
mts. Y son 12, una por cada centímetro de lado del cuadrado.
El rock es un cuadrado, en plena alusión al 4 x4, que es la
métrica (compás) predilecta del Rock.
El Galpón de la Grieta, si bien es un rectángulo, la zona de
exposición delimitaba, tranquilamente, un cuadrado.
Las obras se ‘tocaban en vivo’ concertadas por su autor, una
sola cita para la exposición: un recital plástico.
Falo discurría vestido de negro (signo del luto ante su
sacrificio inminente) entre sus doce apóstoles. Una pintura, el Judas de la exposición, reposaba cerca
de la entrada como escapándose de a poco, de espaldas a la gente, y entregaba
como ofrenda, entre el puro metal y la lejanía de las demás obras, un corazón
en el capot. La referencia a la
sangre. La referencia a Jerry Crumar y
sus putas V.I.P., tan cercano simbólicamente a R.I.P. La referencia a esa
supuesta banda y su disco al que Google no relaciona con absolutamente ninguna
entrada. La referencia a la única pintura, que en las miniaturas, conjuntamente
expuestas y enmarcadas en el lateral derecho del salón, estaba dada vuelta. La
aparición del supuesto mismo Jerry en el escenario repleto de teclados. Músicos
bajados de las pinturas, decodificando nuevamente lo pictórico y devolverlo a
su lenguaje evocativo original, volverlo música. Vuelta al origen.
Un misterio. ¿Un misterio?
----------------------------------------------------------------------------------
En la noche platense del 23 de noviembre de 2013, Augusto
hace pie desde el colectivo de arte Falo Papas para emerger con una guitarra de acrílico y lienzos, y
descerrajar 12 tracks de colores en
las paredes del Galpón de La grieta.
----------------------------------------------------------------------------------
Reseña por SINTOMA-curadores-
http://issuu.com/sintoma/docs/resena19
Reseña por SINTOMA-curadores-
http://issuu.com/sintoma/docs/resena19
MARCO ARMELLINO
Noviembre 2013